martes, 8 de noviembre de 2011

DEHEZA MIENTE



Para Arce, Élida Deheza miente sobre las reuniones sobre la Ley de Educación

Luego que la reunión de la Comisión de Educación de la Legislatura provincial y las posteriores declaraciones de la parlamentaria del Encuentro Popular, Élida Deheza expresando que aún se esperan los aportes del sindicato docente sobre una postura en torno al Proyecto para una Ley Provincial de Educación, el secretario General del SUTEF se encargó de desmentir los dichos de la legisladora y le recordó que en lo que va del año no hubo “ni una reunión para tratar el tema”, dijo Raúl Arce.

“Difícilmente podríamos participar de ese ámbito de reunión –comisión- para dar nuestra postura sobre la Ley Provincial de Educación, cuando no hubo siquiera un solo encuentro”, manifestó Raúl Arce, secretario General del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Fueguina (SUTEF).

Consultado por las declaraciones de la legisladora del Encuentro Popular, en las cuales manifestaba que ante la falta de informe del sindicato docente “se resolvió corregir, desde cada bloque, el borrador del Proyecto de Ley y se deja constancia del debate para que al menos, los Legisladores entrantes sepan que éste Proyecto se ha discutido ampliamente y que lo reflejado en el Proyecto es producto del consenso de todos los actores que tienen que ver con la educación pública”, el representante gremial refutó; “los informes el sindicato los enviará cuando se nos pida formalmente y no a través de gacetilla de prensa”.

“La señora Deheza debe recordar que estuvieron 6 meses de este año para elegir las autoridades de cada comisión, siendo esa la excusa para dilatar la discusión del asunto; más aún ahora que es ella la presidente de la comisión que tiene a su cargo el tratamiento del Proyecto de Ley Provincial de Educación”, expresó.

Raúl Arce se esperanzó en que los legisladores tengan un baño de humildad y realidad sobre el cargo que ejercer y realicen las reuniones necesarias para que la Ley pueda ser una consecuencia de ello y no algo abstracto y sin fundamentos.
En este sentido reflexionó sobra la función de los docentes en el marco de buscar mejoras para las políticas de educación, citando al escritor Freire Paulo y a su libro “Pedagogía De La Autonomía”, aclarando que este es un pensamiento que tranquilamente se podría aplicar para nuestra realidad, solo cambiando la palabra brasileño por argentino.

“Enseñar exige humildad. Tolerancia y lucha en defensa de los derechos de los educadores”

“Si hay algo que los brasileños necesitan saber, desde la más tierna edad, es que la lucha en favor del respeto a los educadores y a la educación significa que la pelea por salarios menos inmorales es un deber irrecusable y no sólo un derecho. La lucha de los profesores en defensa de sus derechos y de su dignidad debe ser entendida como un momento importante de su práctica docente, en cuanto práctica ética. No es algo externo a la actividad docente, sino algo intrínseco a ella. El combate en favor de la dignidad de la práctica docente es tan parte de ella misma como el respeto que el profesor debe tener a la identidad del educando, a su persona, a su derecho de ser. Uno de los peores males que el poder público nos ha venido haciendo en Brasil, históricamente, desde que la sociedad brasileña se creó, es el de hacer que muchos de nosotros, existencialmente cansados a fuerza de tanta desatención hacia la educación pública, corramos el riesgo de caer en la indiferencia fatalistamente cínica que lleva a cruzar los brazos. "No hay nada que hacer" es el discurso acomodaticio que no podemos aceptar.
Mi respeto de profesor a la persona del educando, a su curiosidad, a su timidez, que no debo agravar con procedimientos inhibitorios, exige de mí el cultivo de la humildad y la tolerancia. ¿Cómo puedo respetar la curiosidad del educando si, carente de humildad y de la real comprensión del papel de la ignorancia en la búsqueda del saber, temo revelar mi desconocimiento? ¿Cómo ser educador, sobre todo desde una perspectiva progresista, sin aprender, con mayor o menor esfuerzo, a convivir con los diferentes? ¿Cómo ser educador si no desarrollo en mí la necesaria actitud amorosa hacia a los educandos con quienes me comprometo y al propio proceso formador del que soy parte? No me puede enfadar lo que hago so pena de no hacerlo bien. El olvido a que está relegada la práctica pedagógica, que siento como una falta de respeto a mi persona, no es motivo para no amarla o para no amar a los educandos. No tengo por qué ejercerla mal. Mi respuesta a la ofensa a la educación es la lucha política consciente, crítica y organizada contra los ofensores. Acepto incluso abandonarla, cansado, a la espera de mejores días. Lo que no es posible es permanecer en ella y envilecerla con el desdén por mí mismo y por los educandos.
Una de las formas de lucha contra la falta de respeto de los poderes públicos hacia la educación es, por un lado, nuestro rechazo a transformar nuestra actividad docente en una pura "chamba", y, por el otro, nuestra negativa a entenderla y a ejercerla como práctica afectiva de "tíos y tías".*
Ellos y ellas deben verse a sí mismos como profesionistas idóneos, pues es en la competencia que se organiza políticamente donde tal vez radica la mayor fuerza de los educadores. Es en este sentido como los órganos de clase deberían dar prioridad al empeño de formación permanente de los cuadros del magisterio como tarea altamente política y repensar la eficacia de las huelgas. La cuestión que se plantea, obviamente, no es parar la lucha sino, reconociendo que la lucha es una categoría histórica, reinventar la forma también histórica de luchar”. 

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